viernes, 10 de mayo de 2013

A PROPOSITO DEL 1 DE MAYO


Con motivo del 1 de mayo 2013 nuevamente los comunistas revolucionarios colombianos plantean al pueblo sus ideas y planes para sacar a la sociedad colombiana del mar de contradicciones en el cual esta sumergida, planes e ideas que los revolucionarios conscientes deben valorar para su practica cotiadiana.


Declaración de la Unión Obrera Comunista (Marxista Leninista Maoísta) en el Día Internacional del Proletariado

¡El capitalismo agoniza! ¡No basta resistir!
¡El mundo necesita la Revolución!


Primero de Mayo, día de la clase obrera mundial para pasar revista a sus filas, manifestar en las calles el odio irreconciliable contra la burguesía, y repudiar el sistema mundial de la esclavitud asalariada. Día para reafirmar por la vanguardia consciente del proletariado, la declaración del Manifiesto del Partido Comunista desde 1848: Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

La crisis muestra la descomposición del capitalismo y la necesidad de la Revolución

Hoy, ese mundo que ganar, sigue esclavizado por el capitalismo, donde la anarquía en la producción cada vez más social y su antagonismo con la apropiación cada vez más privada, han desatado una poderosa crisis económica cuya devastación se extiende por todos los países, principalmente los imperialistas. Crisis de superproducción relativa, que muestra la caducidad y avanzado estado de descomposición del capitalismo, resaltando como nunca antes, la necesidad del tránsito revolucionario a la nueva sociedad socialista mundial, basada en la cooperación entre los hombres y no en la explotación del hombre por el hombre.

También en Colombia, la crisis afecta los negocios de burgueses, terratenientes e imperialistas, donde el frenesí acaparador y centralizador del capital financiero y los grandes grupos monopolistas, apoyados por el Gobierno y protegidos por las fuerzas militares del Estado, superexplotan la fuerza de trabajo obrera, arruinan a los medianos y pequeños productores, despojan y destierran las comunidades afro-descendientes, indígenas y campesinas, se apropian, destruyen y agotan los recursos naturales.
Las leyes y medidas de choque de los imperialistas y sus socios lacayos en Colombia, son impotentes ante la crisis porque es una ley económica del capitalismo que no depende de la voluntad de los hombres. En todos los países los capitalistas y sus gobiernos pretenden resolver la crisis intensificando la explotación del trabajo, aumentando los impuestos y disminuyendo el gasto social del Estado; pero lo único que consiguen es agravar la crisis social (causa y efecto de la crisis económica), agudizar más las contradicciones de clase, de las cuales brota la fuerza social para derrocar al capitalismo.

No es suficiente la indignación contra la crisis y el capitalismo. No se pueden acabar las crisis sin acabar con el imperialismo. ¡No basta resistir! ¡Se necesita la revolución para vencer y sepultar al imperialismo! La lucha de resistencia es necesaria contra las consecuencias de la crisis sobre las masas trabajadoras, pero no resuelve de fondo el problema. Es indispensable derrocar por la fuerza de las armas el poder político de los capitalistas y el imperialismo, para que la Dictadura del Proletariado, el nuevo poder de los obreros y campesinos armados, proceda a expropiar a todos los explotadores, suprima la propiedad privada de las tierras, fábricas y demás medios de producción, y barra las causas de las crisis económicas, del hambre y del desempleo, males inconcebibles en un mundo, donde la producción social de bienes materiales puede brindar trabajo y comida de sobra a toda la población de la tierra, a condición de que sea el proletariado y los campesinos, quienes gobiernen y administren la sociedad.

La crisis económica saca a flote la fuerza para resolver el problema: el proletariado, cuya contradicción con la burguesía, salta a la vista como contradicción principal en el mundo y decisiva para el tránsito a la nueva sociedad socialista. No por casualidad los revisionistas hoy pretenden negar el papel histórico del proletariado mundial y su existencia como clase social, en el vano anhelo de descabezar la Revolución Proletaria Mundial. He ahí, cómo el oportunismo sirve objetivamente a la reacción y al imperialismo. He ahí cómo la confusión de los marxistas leninistas maoístas, al desconocer, subestimar o ignorar esa contradicción, conlleva a la impotencia política de la revolución, incluida la guerra como continuación de la lucha política por otros medios.

La crisis económica, al atizar la contradicción mundial entre países imperialistas y oprimidos, redoblando el yugo del dominio político y económico semicolonial que sostiene el parasitismo imperialista, fortalece la causa material de las rebeliones, guerras de resistencia y guerras populares contra el imperialismo y los regímenes reaccionarios en los países oprimidos.
La crisis económica, al exacerbar las contradicciones entre los grandes grupos monopolistas, y entre los países imperialistas, agiganta su competencia económica, destroza los velos diplomáticos de su preparación militar para la guerra mundial en el interés privado de la burguesía imperialista, ansiosa de quemar medios de producción e inmolar soldados obreros y campesinos.
Ante semejante peligro, la orientación política revolucionaria para la actuación de los comunistas, es apelar a las masas, principalmente a las del proletariado, construir el Partido en las fábricas, elevar la conciencia, movilizar, organizar y dirigir sus luchas, para transformar la crisis social en crisis revolucionaria, impedir la destrucción de la naturaleza, detener con la revolución el peligro de guerra mundial, o transformarla en guerra civil revolucionaria, en guerra popular contra el imperialismo y todos los reaccionarios.

El Gobierno de Santos es democracia para los ricos y dictadura para los pobres

Los reaccionarios gobernantes hablan de respeto a los “derechos humanos” y “condena” a los crímenes de las bandas paramilitares, al tiempo que asesinan dirigentes sindicales, desplazados y populares; multiplican la desaparición forzada y masacran a gentes humildes en el campo y las comunas; atiborran cárceles y comisarías por el “delito” de pensar y protestar; oprimen sin descanso a mujeres y minorías; cierran revistas, despiden y asesinan periodistas por decir la verdad; protegen con “fuero militar” el terror estatal de las fuerzas represivas dotadas de sofisticadas armas imperialistas, venenosas, eléctricas y ultrasónicas, destinadas a la represión del movimiento de masas, oficializando la brutalidad policial para reprimir violentamente toda protesta social. Con palabras de libertad y democracia, con abrazos de paz, el Gobierno de Santos ha intensificado la explotación y la opresión del pueblo colombiano.
La “Prosperidad para todos” significa proteger los intereses de los explotadores; auxilios y subsidios para los capitalistas y las grandes empresas imperialistas; sueldos y pensiones millonarias para los parásitos politiqueros y los altos funcionarios del Estado; rebaja de salarios y más impuestos para los pobres; exenciones y rebajas para los ricos. La “Vivienda gratis” es pura demagogia de campaña electoral. La “Reforma a la salud” es un embeleco distractor para que los capitalistas sigan amasando capital en el gran negocio de la privatización de la salud. La “Ley de Víctimas y Restitución de Tierras” es un pulso con el poder de la mafia uribista sobre la tierra, no para devolverla a los campesinos despojados y desplazados quienes siguen siendo burlados, amenazados y asesinados por las
bandas paramilitares, sino para entregarla completamente a la “inversión” y la “agricultura empresarial” de la burguesía, los terratenientes y los imperialistas, esto es, al dominio del capitalismo en el campo, en la agricultura y la ganadería, en las petroleras y la minería.

La bulla del Gobierno con la “defensa del sindicalismo” ha sido propaganda falsa pagada, para encubrir el desconocimiento de los sindicatos y sus peticiones, ocultar el régimen carcelario en las fábricas, disimular la “tercerización” bajo nuevas formas de “cooperativas de trabajo asociado”, disfrazar la persecución sindical y la destrucción de los nuevos sindicatos mediante despidos, amenazas,
asesinatos y desaparición de sindicalistas. Y todo, con el apoyo y complacencia de las camarillas dirigentes de las centrales sindicales, cuyo destemplado discurso sobre un “paro nacional”, ya no puede ocultar su compromiso con el Estado reaccionario, con el Gobierno de Santos y con los explotadores capitalistas. Los obreros deben saber que para los capitalistas y sus representantes políticos, la fuerza de trabajo de los proletarios, sólo les interesa en calidad de mercancía especial que al explotarla incrementa el capital; más allá de eso, todos sus discursos son simples prédicas hipócritas para hermosear el gran negocio de la explotación asalariada.

La clase obrera necesita Reestructurar su Movimiento Sindical para que en vez de interceder por los capitalistas, defienda con la lucha los intereses de los obreros; para que en vez de hacerle propaganda a un “capitalismo más humano”, sirva y se comprometa con la lucha revolucionaria del movimiento obrero para exterminar el régimen de la esclavitud asalariada. La verdadera política de Reestructuración del Movimiento Sindical, se abre paso en la práctica y desde la base obrera. La lucha por la independencia de clase, los métodos revolucionarios de dirección y de trabajo, el aprecio por la educación, movilización y poder decisorio de las bases, vienen ganando simpatía y apoyo entre los obreros, incluidos los llamados temporales”, entre los obreros más superexplotados, quienes por su cuenta y con algunas ideas de conciencia de clase, se han atrevido a tomar en sus propias manos los destinos del movimiento sindical y de su lucha.
La “paz” del Gobierno de Santos en contubernio con las guerrillas, es un engaño para el pueblo, pues no va más allá de un acuerdo económico y político entre sus enemigos sobre la forma de apoyar el desarrollo del capitalismo en el campo, que ni siquiera pone fin a la guerra por la renta extraordinaria de la tierra en el negocio de la coca, la palma africana, la minería, el petróleo, y mucho menos, resuelve el problema de la explotación asalariada y la dictadura de los capitalistas, los grandes y verdaderos problemas del pueblo colombiano, cuya solución no tiene más camino que la guerra revolucionaria de las masas contra sus opresores y explotadores. Contrario a la “unidad nacional”, bajo el Gobierno de Santos se han agravado las contradicciones interburguesas, las contradicciones entre los enemigos del pueblo, que los dividen y debilitan, en favor de las luchas del proletariado y del pueblo en general.

¡Ni el Estado, ni los politiqueros! ¡Sólo el pueblo salva al pueblo!

La confluencia en el tiempo de la poderosa huelga política cafetera, la huelga de los transportadores, el paro cívico en Arauca, las huelgas obreras en El Cerrejón y la Universidad Nacional, las persistentes asonadas y otras muchas, pequeñas y dispersas luchas, muestran en la práctica que el pueblo colombiano rechaza el camino politiquero para resolver sus problemas, y ha ganado confianza en las vías de hecho, por las cuales ya obtiene victorias.
Las diversas formas de la lucha directa de las masas se entrecruzan, tienden a juntarse y reforzarse, pero todavía de manera espontánea, urgiendo la acción de los comunistas y revolucionarios, para elevar la conciencia de las masas sobre la necesidad de unir en una sola lucha, una sola plataforma y una sola organización, sus diversas huelgas políticas y económicas, manifestaciones y protestas, bloqueos y asonadas, hacia la generalización de una gran Huelga Política de Masas. Y lo más importante, elevar la consciencia sobre la necesidad de la revolución, pues no basta conquistar las reivindicaciones de la Plataforma táctica inmediata; esa es apenas un respiro, una escuela, una forma de acumulación y organización de fuerzas, para avanzar a la lucha definitiva que suprima de raíz los males y sufrimientos del pueblo colombiano, cuya causa está hoy en las relaciones de producción capitalistas, basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción y la explotación asalariada.
Por otra parte, en medio de la gran disgregación y desprestigio del oportunismo, dividido y fraccionado en el Polo, desde el reformismo liberal llega en auxilio del Gobierno y su acuerdo de paz con las guerrillas, el partido popular Marcha Patriótica cabalgando en las capas pobres de la población sobre todo del campo y las zonas de guerra, hablando de movilización y lucha masas, pero no en la dirección que lleva la lucha de clases hacia la Huelga Política de Masas, sino en contravía, hacia el camino electorero, por donde muy probablemente terminarán engatusando a sus seguidores con el apoyo a la reelección de Santos contra la mafia uribista, ocultando que ambos, Santos y Uribe, son jefes políticos de los explotadores y sanguinarios verdugos de los trabajadores. Es obligación de los revolucionarios y comunistas, trabajar por acercar a las bases campesinas engañadas y decepcionadas por las guerrillas, llevándoles las ideas del proletariado revolucionario, el programa socialista, la estrategia y la táctica revolucionarias, en la perspectiva de reorganizar el movimiento campesino, que en alianza con los obreros, será la fuerza principal de la insurrección, de la Revolución Socialista y del nuevo Estado de Dictadura del Proletariado.

Finalmente, la tarea central de los comunistas se concreta hoy en avanzar en la preparación del Congreso de un verdadero Partido del Proletariado, lo cual exige afianzar la vinculación a las masas y a la clase obrera, extender y profundizar la influencia organizada en las clases revolucionarias, consolidar la victoria del Programa Socialista y la Táctica revolucionaria, fortalecer la prensa comunista como andamio de la construcción de ese Partido y herramienta principal de todo el trabajo político, consolidar y extender la organización de los comunistas, luchar por la unidad de los marxistas leninistas maoístas tanto del país, como en el Movimiento Comunista Internacional, unidad que implica la derrota ideológica y política del nuevo revisionismo que hoy levanta banderas antirevisionistas para combatir y falsear el Marxismo Leninismo Maoísmo.

¡El capitalismo está en crisis! ¡Viva el Socialismo y el Comunismo!
¡Abajo el podrido Estado burgués! ¡Viva el futuro Estado de los obreros y campesinos!
Contra el Gobierno de Santos y por la Revolución Socialista:
¡Avanzar en la generalización de las Huelgas Políticas de Masas!
Unión Obrera Comunista (Marxista Leninista Maoísta)
Colombia, Primero de Mayo 2013

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