lunes, 10 de junio de 2013

Vientos de Revolución Soplan en Turquía

Tomado de Revolucion Obrera # 367


La primera semana de junio se ha convertido para el pueblo turco en una verdadera epopeya de lucha de masas. Especialmente Estambul, que sin ser la capital, es la ciudad más importante de este país, es literalmente un campo de batalla. Turquía es un país euroasiático que cuenta con más de 70 millones de habitantes, de los cuales al menos 13 están en Estambul, reconocida como la capital histórica de ese país.

La llama de la revuelta popular se prendió el 28 de mayo luego de que el gobierno ordenara tumbar los árboles de un parque cercano a la histórica plaza de Taksim con el objeto de iniciar la construcción de un centro comercial. Unas cientos de personas se tomaron pacíficamente el parque para impedir la acción, lo que fue repelido de manera violenta y brutal por las fuerzas de policía, quienes dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos, balas de goma y garrote. Día tras día las protestas han ido creciendo 
y se ha extendido la movilización de masas. Mientras en la plaza se queman y vuelven a colocar carpas para proteger los árboles, en todas las ciudades la movilización y enfrentamientos con las fuerzas represivas se han acentuado de manera excepcional, y lo que fuera una simple protección de un parque se ha convertido en todo una movilización de masas contra el gobierno exigiendo su renuncia.

El odio contra el gobierno ha crecido de manera acelerada, máxime con el excesode represión de los últimos días que ha cobrado la vida de 2 jóvenes asesinados por la policía, mas de 4000 heridos, de éstos cerca de 50 en estado de gravedad, y miles de detenidos, entre ellos 30 twiteros acusados de rebelión. Los medios de comunicación están en extrema censura y hay una fuerte persecución contra los revolucionarios.

El miércoles 5 de junio las 2 más grandes confederaciones, que tienen 420 mil afiliados decretaron un paro para unirse a las protestas que según informes directos desde Turquía se presentan en al menos 60 provincias en todo el territorio. En varias regiones el gobierno ha decretado el estado de emergencia, ha cerrado varias vías de comunicación. Para los primeros días de junio, los trabajadores del sector metalúrgico anunciaron su intención de lanzarse a huelga, los que suman cerca de 100 mil, además de la parálisis del más
importantes sector de la economía en cuanto a exportación.

Decenas de banderas han empezado a ondear en las manifestaciones, por libertad de asociación, reunión y huelga, contra la dictadura fascista, por la renuncia del primer ministro considerado un  brutal sanguinario arrodillado ante los designios del imperialismo y odiado por todo el pueblo, contra la violencia a la mujer, contra la prohibición del aborto, por libertad de creencias, la abolición de las clases de religión en las escuelas, contra las explotación capitalista, contra la dominación de las minorías como el pueblo kurdo, etc. 
decenas de banderas que todas ellas muestran el deseo ferviente de cambio profundos en la sociedad, y donde sin lugar a dudas la clase obrera juega un papel destacado de avanzada en las movilizaciones.

Los imperialistas y las clases reaccionarias locales tiemblan ante la creciente rebeldía popular. Turquía es un bastión de los imperialistas en la región, un país de mucho peso en toda la zona convulsionada por cientos de conflictos locales.
Alrededor de las manifestaciones en Turquía, los analistas van desde quienes califican estas protestas como una revuelta ciega y sin dirección, hasta quienes la pretenden reducir a una simple manifestación por reformas democráticas y que se reducen a un simple cambio de gobierno, de tal suerte que las relacionan como una continuación de lo que la prensa burguesa llama “Primavera Árabe”. Lo cierto es que el movimiento en Turquía tiene una condición especial, y es la existencia de un movimiento comunista 
revolucionario organizado del Partido Comunista de Turquía ML (TKP-ml) que pugna fuertemente por ponerle dirección a esta revuelta de masas, lo cual ya es de por sí una situación cualitativamente distinta. Su participación puede hacer que las masas clarifiquen lo que se mueve bajo la superficie de esta efervescencia de lucha, que no es otra cosa que la necesidad sentida de cambios radicales y que sólo pueden encontrar salida satisfactoria en la lucha por la destrucción del Estado reaccionario y la construcción sobre sus cenizas 
de un Estado tipo Comuna de París, tipo gobierno bolchevique que expropie a los expropiadores y ponga la sociedad en manos del poder armado de obreros y campesinos.

Y claro, en medio de una movilización de tamañas proporciones, esa idea cala de manera rápida y exitosa entre las masas, pues en medio de la lucha se evidencia con plena claridad, el papel determinante que está jugando hoy en el mundo la contradicción entre proletarios y burgueses, pues Turquía es en plata blanca un campo de batalla entre explotados y explotadores, donde toda la masa de pueblo oprimido ve con buenos ojos la perspectiva luminosa que le ofrece la clase más revolucionaria de toda la historia: la Clase Obrera.


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