miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Qué Pasó con el Prometido Paraíso Capitalista?


Acontinuaciòn publicamos un articulo del semanario revoluciòn obrera # 284 acerca de la verdad sobre la caida del muro de Berlìn y los engaños de las promesas capitalistas.


EL SEMANARIO LO PUEDEN ENCONTRAR EN EL SIGUIENTE LINK


¿Qué Pasó con el Prometido Paraíso Capitalista?


La estruendosa celebración de los 20 años de la caída del Muro de Berlín el pasado 9 de noviembre, fue difundida por la burguesía mundial, como la “caída del comunismo”, sin querer recordar que en aquel entonces, sus ideólogos habían declarado “el fin de la historia” y sus políticos, el advenimiento mundial del “paraíso capitalista”.
La “caída del comunismo” y más exactamente “del socialismo” con el Muro, ha sido una mentira burguesa para engañar al pueblo y desmoralizar al proletariado, ocultando que en el siglo XX el gobierno de la Dictadura del Proletariado no pudo ser derrotado directamente por la burguesía imperialista, cuyos más grandes y sanguinarios intentos en la I y II guerras mundiales, fueron aplastados por la lucha armada del heroico pueblo soviético y su Ejército Rojo, dirigidos por el glorioso Partido Comunista Bolchevique de Lenin y Stalin. Una falacia burguesa secundada por no pocos partidos que llamándose “comunistas” e incluso “anti-revisionistas”, ocultan que el gobierno socialista de los obreros y campesinos fue derrotado desde adentro mucho antes de 1989; ocultan que la burguesía “roja” del socialismo comandada por los revisionistas o falsos comunistas tipo Jruschev y Teng Siao-ping, fue la que usurpó el poder en Rusia desde 1956 y en China desde 1976; ocultan que esa burguesía aún hoy gobierna en China bajo disfraz
comunista” y organizada en un falso “partido comunista” como se pudo observar en la recientes celebraciones de los 60 años del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia. Fue esa la verdadera derrota del socialismo, no porque el socialismo fuera inservible a la sociedad, sino a la explotadora burguesía que tomó nuevamente el poder del Estado. Por eso, no fue más que una derrota temporal.
Y como no puede existir verdadero socialismo sin Dictadura del Proletariado, los grandes avances socialistas de la sociedad rusa y china, fueron arrebatados al pueblo, pasando al disfrute exclusivo de la monopolización privada capitalista, que convirtió a esos antiguos países socialistas en países capitalistas imperialistas. Desde entonces, Rusia en particular, como país imperialista impuso su dominación semicolonial a los países de Europa Oriental y su dominación nacional a las demás naciones de la antigua URSS. Como país capitalista concentró el poder y la riqueza en una minoría privilegiada, cuyas ganancias no podían crecer y acumularse, sino a costa de la explotación asalariada de las masas del pueblo, ahora nuevamente expropiadas de los medios de producción que la revolución había socializado. Pero la rebeldía de los oprimidos se acrecentó, tanto en Europa Oriental como en la propia URSS, sumiendo en una grave crisis económica y política al modelo capitalista de los revisionistas soviéticos del PCUS, obligándolos a buscarle una salida reformista con la Perestroika (reestructuración capitalista) de Gorbachov, acordada con los dirigentes “comunistas” burgueses de Europa Oriental, convertidos muchos de ellos en dirigentes perestroikos de las revueltas, para evitar que la gran rebeldía de las masas se levantara en revolución contra el capitalismo disfrazado, y en cambio sí, desviarla contra el supuesto socialismo de esos países.
El punto estelar de tal proceso fue la caída del Muro de Berlín, cuya verdadera significación no fue la derrota del socialismo, sino del nuevo capitalismo cuyo antifaz comunista no servía más a la nueva burguesía y era el momento de abrazar abiertamente el modelo de explotación y opresión del capitalismo imperialista occidental. En pocos meses, mediando la actuación revolucionaria de las masas del pueblo contra sus opresores, fueron derrocados los déspotas regímenes que en Europa Oriental gobernaban disfrazados de comunistas.
Las masas del pueblo fueron engañadas una vez más con la hipocresía de la democracia parlamentaria: democracia para los capitalistas y dictadura burguesa para el pueblo; libertad de explotar para los burgueses, y libertad de vender su fuerza de trabajo por un miserable salario, de desempleo, hambre y sufrimiento para los proletarios. Una vez más fue ilusionado el pueblo con el espejismo del libre mercado capitalista que no trajo más que mayor anarquía en la producción, abierta concentración privada en unas pocas manos de la riqueza producida por el trabajo social, y acumulación de la miseria en el resto de la sociedad. De ahí que tras la apariencia victoriosa de la burguesía en su celebración de la “caída del comunismo”, está la esencia moribunda, decadente, en declive de su sistema, que como jamás había sucedido en la historia del capitalismo, ha sido revelada a nivel mundial en los 20 años que van desde la caída del Muro de Berlín: ha quedado a ojos vistas en todo el planeta la caducidad del capitalismo, su terrible perjuicio a la sociedad y la naturaleza, y sobre todo, que el prometido “paraíso capitalista” no es más que un infierno mundial de opresión y explotación, condenado irremediablemente a ser sepultado por la Revolución Proletaria Mundial, para edificar de nuevo y por todo el mundo el socialismo y el comunismo, que tantas veces ha declarado muerto la vetusta e inservible burguesía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No por nada cada vez que se realizan encuestas sobre la opinión de los trabajadores de Europa Oriental, la mayoría, en todos esos países, responde que en el socialismo se vivía mejor que con el actual régimen capitalista. Claro que ese socialismo ya estaba degenerado por la desviación revisionista de los años 60, profundizada más o menos en esos países desde la década de los 80, siempre bajo la égida del social-imperialismo soviético.

Recordemos también que hay quienes dicen que "el capitalismo ha provocado hambre, si, pero es el mejor sistema, prefiero vivir en un país libre a que me elijan cuánto pan comer por mes". Si el burgués que dijo eso se refería a las cartillas de racionamiento, créanme que a muchos pobres les gustaría tener semejante beneficio. Y además, les encantaría poseer escuelas y hospitales cuyos techos no les caigan, y que tengan la mayor calidad y moderna tecnología.

Pero no sólo eso hay que tener en cuenta. La lucha de clases es mucho más que beneficios que a la vez pueden inscribirse en el keynesianismo. No. La lucha de clases debe llevar al triunfo del proletariado, llevarlo al poder, para comenzar con la revolución.´Y día a día, luchar contra las contradicciones principales.

Les saludo, y felicito, por este blog.