domingo, 2 de agosto de 2009

La Crisis Capitalista y Las Tareas de la Revolucion


Subimos el siguiente documento sobre la crisis capitalista y las tareas de la revolucion tomado del semanario Revolucion Obrera numero 275.




La Crisis Capitalista y Las Tareas de la Revolucion

Un supuesto “blindaje de la economía”, ha sido la forma
utilizada en Colombia por los representantes del régimen de
Uribe, para tapar y disimular los efectos de la crisis capitalista
sobre los intereses de las masas trabajadoras.


Pero en realidad el tal “blindaje” no es otro que el dinero
del negocio de los sicotrópicos, calculado en un movimiento
mundial de 50 mil millones de dólares al año (según datos de la
Oficina de Naciones Unidas contra el narcotráfico).

Un negocio que en Colombia representa varios puntos del PIB de
la economía, produciendo 50% del total de alucinógenos a
escala planetaria, como señala el Informe Mundial sobre las
Drogas 2009. Un país donde el régimen de Uribe garantiza las
exportaciones de cocaína, en aumento como lo reconoce la
agencia del imperialismo que dice combatir el narcotráfico
hacia Estados Unidos.


La guerra por la monopolización del negocio de los sicotrópicos,
ha sido en realidad una tenebrosa guerra contra los
pobres del campo, expropiando millones de hectáreas a los
campesinos, sobre todo medios y pobres, para sobre su ruina,
muerte y desolación, hacer florecer el monopolio de las
plantaciones de coca, amapola, palma aceitera, y de las
extracciones mineras, cuya propiedad en su inmensa mayoría
ha quedado en manos de la facción capitalista burguésterrateniente
directamente vinculada al régimen uribista, que
también ha sido un ferviente socio y lacayo del capital imperialista
norteamericano, europeo y asiático, el gran beneficiario
del saqueo de las riquezas naturales y de la superexplotación
del proletariado en Colombia. Ese es el “gran progreso
económico del país” que para el Ministro de Hacienda “se
refleja en los indicadores de crecimiento de la Inversión
Extranjera Directa registrados desde los primeros meses de
2008 y en la tasa de cambio del peso con respecto al dólar, que
sigue revaluándose”.


Pero el famoso blindaje ha resultado blandengue.

A la crisis capitalista no ha escapado el negocito de los sicotrópicos,
pues sus consumidores a nivel internacional se ven
obligados a gastar menos en artículos de lujo como ese, con lo
cual descenderá la demanda y bajarán los precios.

Igual ocurre con otros sectores de la burguesía cuyas gigantescas
ganancias tambalean ante el declive de exportaciones en más
de 28 mil millones de dólares, principalmente en los mercados
con Venezuela, Ecuador y los Estados Unidos.


Así, los cánticos del régimen por boca del Ministro, son
opacados por los lamentos de los empresarios explotadores
ante la caída vertiginosa de la producción industrial, sin que
los otros sectores estén menos peor, como lo reconoce la
prensa oficial de los Santodomingo: “La construcción y el
comercio la siguen de cerca con índices negativos, y en el
transporte y las comunicaciones con un mayor retraso... Las
empresas de confecciones están cerca de la disolución, las
exportaciones no tradicionales se desploman en toneladas, y
la producción de maquinaria, las importaciones de bienes de
capital y los nuevos proyectos se frenaron… En la actualidad,
el sistema está haciendo aguas”.


Los economistas burgueses se esfuerzan por consolarlos y
reconfortarlos con optimistas pronósticos de crecimiento de la
economía en 2,5% para el tercer trimestre y menos de 2% en el
cuarto, e incluso algunos ya admiten que un crecimiento 0
para el 2009 sería muy aceptable.


Pero lejos de toda clase de especulaciones, el sistema
capitalista sigue su curso, agoniza, se descompone, convulsiona
en pavorosos estertores, que lo acercan a su muerte histórica,
cuyo síntoma más claro es la presente crisis mundial,
descarnada muestra de la asombrosa acumulación de capital
internacional en un puñado de ricachones que viven del
trabajo de toda la sociedad, cuyas enormes fuerzas productivas
teniendo sobrada capacidad para suplir las necesidades
básicas de subsistencia y desarrollo de la humanidad, son
sometidas al grillete del interés privado de la ganancia
capitalista, condenadas a una irracional superproducción de
mercancías que la sociedad productora no las puede acceder
o simplemente no las necesita, en tanto que a los obreros o
fuerza de trabajo (componente principal de las
fuerzas productivas) por haber producido tanto, se le
condena en todo el planeta al paro forzado, del cual sigue el
hambre, miseria y muerte para los productores de la riqueza, o
en otras palabras, los condena y obliga a la rebelión contra
todo el régimen de producción existente.


Porque no merece seguir existiendo un sistema que sólo
brinda aterradoras consecuencias a la sociedad: pauperismo
oficial, exigido por la expropiación del trabajo; desempleo,
requerido para garantizar la superexplotación asalariada;
degradación y descomposición social, temible cuenta de
cobro del capitalismo a la sociedad.


Y así como el sistema capitalista porta en su propio seno a
sus sepultureros proletarios, también proporciona en sus
contradicciones la causa de su derrota. Ese es el aspecto
revolucionario, que devela y exacerba la crisis económica:
agudización general de la lucha de clases, la materia prima o
elemento objetivo para el trabajo de los revolucionarios, cuya
responsabilidad fue orientada magistralmente por aquella
organización tan odiada por los oportunistas de ayer y de hoy,
la III Internacional: “las crisis muestran que la sociedad
moderna podría producir una cantidad incomparablemente
mayor de productos destinados a elevar el nivel de vida de
todo el pueblo trabajador, si la tierra, las fábricas, las
máquinas, etcétera, no estuvieran usurpadas por un puñado
de propietarios privados que amasan millones a costa de la
miseria del pueblo.”


Colombia, como país capitalista oprimido inserto en el
sistema mundial imperialista, no escapa a la materialización
de esas inexorables tendencias. El proletariado y las masas
pagan el costo de la crisis capitalista, con despidos masivos
para ahorrar costos a los capitalistas, siendo lanzados a la
calle en lo que va corrido del año, varios miles de las
empresas, aumentando la proporción de trabajadores que no
tienen contrato indefinido y que incluso devengan mucho
menos del mínimo legal.


La forma como la sociedad colombiana manifiesta la
agonía general del capitalismo, se resalta nítidamente en esta
crisis, que como toda crisis alza a las masas de proletarios y
campesinos en un movimiento extenso, profundo y radical, la
mejor de las condiciones para el despertar a la lucha de la
fuerza dirigente de la Revolución en Colombia, el proletariado; para
el avance en la construcción de su Partido político independiente;
para el conocimiento de la brillante perspectiva triunfal del socialismo
y la dictadura del proletariado, nuevo sistema que inevitablemente
seguirá a la derrota del capitalismo y al derrocamiento del régimen
político de la dictadura burguesa; y en lo inmediato, la crisis también
multiplica la poderosa energía y fuerza social para la Huelga Política
de Masas, la batalla más cercana de confrontación de la sociedad
contra el poder estatal de los explotadores capitalistas.


Estos tiempos de crisis económica, son los tiempos de aplicar a las
condiciones concretas las siempre vivas y correctas orientaciones de
la III Internacional: “dirigir los combates defensivos del proletariado,
ampliarlos, profundizarlos, agruparlos, transformarlos en combates
políticos por el objetivo final… esforzarse, en el curso de todas las
alternativas de combate, en fortalecer por medios organizativos, sus
nuevos puntos de apoyo; debe formar a las masas para las maniobras
activas, armarlas con nuevos métodos y nuevos procedimientos
basados en el choque directo y abierto con las fuerzas del enemigo…
esforzarse en profundizar y ampliar los conflictos de clase y de
vincularlos en la escala nacional e internacional a la idea del objetivo
y de la acción práctica, de manera que en la cúspide del proletariado
sean rotas todas las resistencias en el camino hacia su dictadura y la
revolución social”.


Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (Marxista Leninista Maoísta)