PUBLICAMOS LA SIGUIENTE DECLARACION DE LA UNION OBRERA COMUNISTA, QUE CORROBORA LOS ANALISIS HECHOS CON MOTIVO DE LA TRAICION EN NEPAL, SOBRE LAS PORTENTOSAS FUERZAS PROLETARIAS QUE CAMINAN A DAR SEPULTURA AL CAPITALISMO IMPERIALISTA.
EL MUNDO
NECESITA REVOLUCIÓN
Hace tan sólo 4 años, y luego de 10 de ininterrumpida guerra popular, el pueblo de Nepal alcanzó una de las cúspides más altas en el camino hacia la revolución proletaria, hacia el socialismo. Pero esa épica histórica se vio malograda en aquel entonces por una capa de dirigentes que atemorizados por el poderío de los imperialistas y en abierta desconfianza y traición al pueblo y al marxismo, renunciaron a ese camino prefiriendo claudicar ante la burguesía y dando al traste con la guerra popular.
Prachanda, renegado del marxismo y jefe del Partido Comunista de Nepal (maoísta) arguyó en aquel entonces que no había condiciones para triunfar, que aun cuando el pueblo de Nepal había dado pruebas de heroicidad y sacrificio, no existían en el terreno internacional fuerzas dispuestas a apoyar una revolución...
Hoy, la realidad abofetea al señor Prachanda, y como si hubiera sido una premonición, las masas en varias partes del mundo se levantan con tal fuerza que ya no cabe la menor duda: SI HAY CON QUIEN. Lo que hoy se vive en Libia, Egipto, Túnez, Yemen, y en países europeos como Grecia, o en su momento las revueltas en Francia, y los paros en España -por solo mencionar algunos- son hechos contundentes de que el pueblo exige a gritos revolución. Lo que está sucediendo en los países árabes no es ni más ni menos que la vívida esperanza de los pueblos que cansados de su situación se levantan en rebelión y reclaman un mundo mejor.
Nadie quiere otra dictadura que no sea la de las masas armadas que lo gobiernen todo en beneficio de toda la sociedad; el mundo está harto de falsos salvadores como Gadafi, Chávez, Ahmadineyad... Pero también está harto de los países imperialistas que de manera hipócrita salen a condenar a estos dictadores cuando ya el pueblo ha hecho rodar sus cabezas. Los imperialistas no tienen ningún derecho de posar de salvadores del pueblo como hoy lo pretende hacer el imperialismo yanki con el envío de tropas para invadir Libia.
Los yanquis fueron el sustento del dictador en Egipto por 30 años, como lo fueron también de los talibanes en Afganistán cuando se enfrentaron a los rusos, como lo es también del Estado sionista y asesino de Israel que somete al pueblo palestino. Ningún país imperialista, ni tampoco su aparatejo de la ONU tienen el derecho de tomar en sus manos el control de la vida del pueblo en Libia o en cualquier otro país.
La convulsionada región del norte de África, es hoy por hoy un punto de referencia para los pueblos del mundo. La situación en la que se encuentran las masas en esos países no es muy distinta a la que se da en las mal llamadas democracias occidentales, y por lo tanto, la gran enseñanza que dejan nuestros hermanos en esos países es que ante las lacras de capitalismo, el único camino real es la lucha, la movilización y el combate a toda forma de opresión y explotación.
Que el dictador allá sea un individuo por 10, 15 o 30 años, o que en estos países el papel de dictador se los turnen y se repartan cada 4 años ese papel de hacedores de los designios de los reaccionarios y explotadores, no cambia en la esencia el hecho de que el pueblo es explotado y oprimido.
La revolución está a la orden del día, y así lo confirma el mundo de hoy; por eso, la traición en Nepal a manos de los prachandistas fue una traición a todos los pueblos de mundo. Otra realidad sería la de hoy, si esos pueblos que se levantan en estampida tuvieran como punto de referencia la roja bandera de la revolución ondeando en los Himalayas.
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