¡A Organizar el Paro Nacional de la Producción!
Por allá en enero decíamos en esta columna editorial que las “perspectivas para el año que comienza son promisorias para los revolucionarios auténticos quienes deben marchar a
la cabeza de los explotados y oprimidos, que serán obligados a lanzarse a nuevos y más grandes combates para frenar la voracidad de los explotadores e impedir que todo el peso de la crisis sea descargado sobre sus hombros.
Por allá en enero decíamos en esta columna editorial que las “perspectivas para el año que comienza son promisorias para los revolucionarios auténticos quienes deben marchar a
la cabeza de los explotados y oprimidos, que serán obligados a lanzarse a nuevos y más grandes combates para frenar la voracidad de los explotadores e impedir que todo el peso de la crisis sea descargado sobre sus hombros.
Sin duda, el 2009 será el año para hacer realidad el paro nacional contra el régimen de Uribe y por la revolución socialista, contra el viejo Estado de los explotadores y por el futuro Estado de obreros y campesinos, tarea en la cual los revolucionarios y comunistas deben comprometer a todos los que estén dispuestos a organizar la lucha, independientemente de su filiación política partidista, incluso con los politiqueros que ahora hablan de lucha.
Eso sí, sin perder su independencia de organización y de agitación y propaganda de sus convicciones y programa.” Pues bien, hoy este camino hacia la Huelga Política de Masas o Paro Nacional de la Producción se abre paso mediante el insistente empuje de las masas, mediante sus cada vez más radicales combates, mediante las nuevas formas de defensa y de ataque, en medio de una lucha feroz entre los reformistas que buscan imponerle a este poderoso movimiento y al paro, que ya se vieron obligados a aceptar y a apoyar a regañadientes y de palabra, las banderas de la politiquería, la farsa electoral y la defensa del Estado de los ricachones, con el señuelo de “tumbar” a Uribe; mientras los revolucionarios pugnan porque el movimiento adopte las reivindicaciones comunes e inmediatas del pueblo en la perspectiva de la destrucción del viejo Estado de los explotadores.
Comprender la importancia de esta lucha es decisivo para el rumbo del movimiento en los próximos meses pues de quien salga vencedor, o el reformismo pequeño burgués o el proletariado revolucionario, depende la profundidad y el alcance del mismo. Y para hacerse a una idea correcta del estado de la pugna es necesario examinar el movimiento mismo.
Para todo el mundo ya es claro que la portentosa huelga de los proletarios de los ingenios y la Minga Indígena y Popular, en el segundo semestre del año pasado, significaron un cambio y un paso adelante del movimiento al plantearse la necesidad de pasar a los preparativos prácticos de la Huelga Política o Paro Nacional de la Producción. En ese orden de ideas, todo cuanto se ha presentado en los meses transcurridos este año, hace parte de esos preparativos: Desde de los mítines constantes en las porterías de las fábricas en todas las ciudades, hasta las asonadas en la costa Caribe, pasando por la huelga en las bananeras, son ensayos de cómo parar la producción y el tipo de combates que se presentarán en la calles.
Desde los insistentes enfrentamientos, campamentos y movilizaciones de los desplazados en Bogotá y otras ciudades, hasta las huelgas de solidaridad efectuadas por los obreros de
la Drumond y Fenoco, pasando por las manifestaciones y los actos de solidaridad con los desplazados, hacen parte de los preparativos de las masas básicas que intervendrán en el
combate, cuyos lasos de solidaridad y de unión se han robustecido por encima de las pretensiones de los politiqueros y de los malos consejos de los dirigentes engañados para aislar y dividir el movimiento.
Desde los paros de los motaxistas, taxistas y pequeños transportadores en la costa, Bogotá y Cali hasta la lucha heroica de los viviendistas, por impedir el despojo de los pobres a manos de los monopolios y los bancos, hacen parte del arsenal de experiencia para enfrentar a las fuerzas represivas del Estado el día del Paro.
Desde las movilizaciones de los usuarios de los servicios públicos hasta las huelgas de los obreros temporales en el Magdalena Medio y su unión como paros regionales, constituyen
ensayos de unificación de peticiones, de coordinación en la lucha y pasos prácticos hacia el Paro Nacional.
He ahí la riquísima experiencia que han dejado en estos meses, los mítines, plantones, carpas en las porterías de Coca-Cola, Kraft Foods, Hilanderías Universal, Alpina, Noel,
Castran, Pintuco, Coltabaco, Vestimundo, Leonisa, Invatex, Super Alimentos, Linda Lana… por mencionar unos cuantos.
He ahí una muestra de las poderosas fuerzas que dormitan en el seno del pueblo en las más de cuatro asonadas en la costa Caribe entre los meses de febrero y marzo, las cuales tuvieron continuidad en otros levantamientos, casi todos por servicios públicos, hasta llegar a la de Maicao en agosto, como respuesta airada del pueblo al despropósito del tirano que ordenó en un consejo comunitario decomisar la gasolina traída de Venezuela por los llamados pimpineros.
He ahí el papel de vanguardia del proletariado al hacerse vocero de las reivindicaciones de sus hermanos de clase y de las masas populares, como lo han hecho los trabajadores de
ECOPETROL, de la Drumond, del Cerrejón, de Fenoco, de Coca-Cola, del Acueducto de Bogotá…
He ahí las razones que obligaron a los reformistas y oportunistas del Polo y a los jefes de las centrales a pronunciarse por el Paro Nacional, para el segundo semestre de este año, en las poderosas manifestaciones del Primero de Mayo.
Así, como una necesidad, se ha ido imponiendo la consiga ¡Sólo el pueblo salva al pueblo! que ha significado para las masas tomar confianza en sus propias fuerzas. Sin embargo, esto todavía no es suficiente, por cuanto se necesita además establecer los vasos comunicantes que garanticen la actuación de las masas como un solo pueblo y concreten la consigna enarbolada en la huelga de los corteros y la Minga Indígena y Popular: ¡Un solo Pueblo, Una sola Lucha! Es decir, se necesita concretar y generalizar los Comités de Huelga o de Paro, aun cuando ya hay algunos progresos, sobre todo en el sur occidente del país.
Y esto se hace aún más urgente, por cuanto los politiqueros se están esforzando por unificar a las masas alrededor de una plataforma donde se diluyen sus reivindicaciones inmediatas
más sentidas y con la cual se pretende encausar su rebeldía hacia las ilusiones en la farsa electorera del año entrante. Tal es su propósito en la llamada cumbre social y política que
ahora mismo se realiza en Bogotá.
El hecho de que las masas estén adoptando una actitud revolucionaria espontánea no garantiza de por sí el rumbo de su movimiento. Por consiguiente, se requiere desplegar la
iniciativa de los revolucionarios, de los activistas y de los dirigentes para crear por todas partes los Comités de Paro, realizar los Encuentros y las Asambleas de masas que se
propongan realizar de verdad el Paro Nacional de la Producción, pugnado porque la Minga en octubre marque la hora de este combate del pueblo colombiano con sus odiados
enemigos, representados en el Estado y en el régimen de Uribe.
Se necesita además la enérgica actividad de agitación y propaganda para elevar la conciencia y hacer que las masas comprendan la magnitud de su movimiento, en la perspectiva de la revolución socialista como solución de fondo al infierno de cosas actual, en el poder que emana de su actuación unificada y organizada, en la posibilidad de la victoria que pueden obtener en lo inmediato –mientras llegan los días de la insurrección– aprovechando la tremenda debilidad política del régimen y las grandes contradicciones que tienen los explotadores entre sí.
Tales son las tareas de los proletarios conscientes y de los revolucionarios en el actual movimiento de masas, para hacer que las magníficas condiciones creadas por la crisis económica y social acerque el triunfo de la revolución socialista, que no deje piedra sobre piedra del oprobioso orden de los explotadores; tareas que a la vez deben servir para elevar la conciencia comunista de los mejores hijos del pueblo, para atraerlos a la vida política organizada y avanzar en la construcción del Partido y la Internacional comunistas que llevarán al proletariado y a los pueblos del mundo a la victoria definitiva sobre el imperialismo y la reacción.
Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (mlm)
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