martes, 6 de octubre de 2009

A propósito de los 60 años del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en China (octubre de 1949 - octubre de 2009)

El siguiente documento fue tomado del ultimo numero de Nueva Democracia   de la Union de Revolucionarios Comunista de Chile (mlm)  el cual se encuentra alojado en el siguiente link 

http://www.nuevademocracia.urc.cl/2009/ND33/ND33_Art03.htm



Grabado de José Venturelli para el libro La Nueva Democracia, 1952

Estudiemos, propagandicemos y apliquemos las lecciones de la Revolución China


A propósito de los 60 años del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en China (octubre de 1949 - octubre de 2009)

El desarrollo histórico del Movimiento Comunista Internacional (MCI) ha tenido un importante impacto en la clase obrera y el pueblo de Chile. Muchas de las experiencias revolucionarias eran seguidas con especial atención por los oprimidos de nuestro país, quienes veían en ellas una esperanza, además de una teoría y una guía para su propia emancipación.

Uno de los ejemplos que tal vez ha alcanzado mayor resonancia hasta nuestros días es la gesta librada por el proletariado y el pueblo español en la Guerra Revolucionaria librada contra el fascismo (1936-1939). Sin embargo, pocos en Chile hacen esfuerzos por extraer lecciones o al menos recordar esta importante experiencia; peor aún, muchos distorsionan los hechos o desconocen el desarrollo del Partido Comunista de España (PCE) bajo la dirección de José Díaz. De 1936 a 1939 este partido alcanzó un crecimiento vertiginoso gracias al prestigio que conquistaba con las armas en la mano en su lucha contra las hordas fascistas de Franco (apoyado por los imperialismos alemán e italiano). Una vez derrotada la República en 1939, la resistencia armada antifranquista continuó. Respecto de la propaganda hecha en Chile a propósito de esto último, se publicaba en 1944, en la revista Principios (editada por el Comité Central del PC de Chile) un documento del PCE, de febrero de ese mismo año, llamando a la resistencia guerrillera contra el régimen franquista. El documento “¡A la Insurrección Nacional!” era enfático al trazar la línea política general de lucha armada contra el régimen en la cual le cabía un papel de vanguardia a los comunistas españoles. El franquismo no logró derrotar a la guerrilla, la liquidación de ésta fue una tarea asumida por una línea revisionista y liquidacionista que se apoderó de la dirección del PCE. Esta línea la encabezó Santiago Carrillo, quién maquinó la capitulación impulsando una claudicante política de reconciliación nacional desde fines de los ‘40. Una lección escondida por la dirección del PC de Chile fue el hecho de que el PCE, con la guerra revolucionaria, independientemente de los errores cometidos, se desarrolló como nunca antes lo había logrado.

Citamos el ejemplo anterior porque en el mismo número de la revista Principios que mencionáramos se incluye un informe de Earl Browder, máximo dirigente del PC de EEUU. Browder es un adelantado de las tesis revisionistas al plantear la necesidad de suprimir el PC de EEUU pues la lucha de clases había cambiado de carácter con la segunda guerra mundial imperialista y se podía alcanzar la coexistencia pacífica. Esta corriente oportunista conocida como browderismo fue criticada y el mismo Browder expulsado del PC en 1945. Posteriormente el PC de Chile tuvo que reconocer formalmente la nefasta influencia de Browder en sus orientaciones políticas. Sin embargo, el ascendiente de este “adelantado” revisionista contemporáneo tenía terreno abonado en la línea oportunista de derecha que se desenvolvía en el PC de Chile. Las causas que originaron esta línea en el PC no podremos tratarlas en este breve artículo pero es posible rastrearla en el abandono de la independencia de clase del Partido al conformar frentes anti-fascistas con otras fuerzas políticas claramente antipopulares en la segunda mitad de los ’30.

Pero continuemos con la propaganda que se hacía en nuestro país de las experiencias revolucionarias mundiales y de como la dirección del PC chileno usufructuaba de ellas sin aplicar su esencia.

Así como se propagandizaba la lucha del pueblo español entre el proletariado y pueblo chileno, también se hizo lo mismo con las noticias provenientes de la resistencia anti-fascista europea. Documentos, reportajes y artículos sobre la Gran Guerra Patria librada por el pueblo soviético eran dados a conocer por los órganos de prensa y las revistas teóricas del PC de Chile. Existía una gran necesidad de parte del proletariado chileno por tener noticias sobre los avances en la lucha contra el nazifascismo. En gran parte de Asia y Europa donde se libraban luchas armadas para resistir a la ocupación japonesa, alemana e italiana, los comunistas conformaban una fuerza de vanguardia contra estos enemigos. El prestigio ganado entre las masas laboriosas chilenas por las fuerzas antifascistas a nivel mundial, en especial el conquistado por los comunistas, beneficiaba a la dirección del PC en Chile. Sin embargo, colocaban toda esta influencia entre las masas, al servicio de su estrategia electoral a la cual no ha renunciado hasta el día de hoy, negando lecciones fundamentales de la lucha revolucionaria mundial.

De las luchas de resistencia libradas en Asia una que tuvo especial impacto en el MCI fue la del pueblo chino. Una vez derrotados y expulsados los japoneses de China en 1945 se desarrolló una guerra de liberación nacional contra el régimen de Chiang Kai-shek que era apoyado por el imperialismo yanqui. El triunfo sobre estos aparentemente poderosos enemigos se alcanzó plenamente cuando el 1º de octubre de 1949 fue proclamada la República Popular China.

A propósito de lo que veníamos señalando, la distancia entre la experiencia teórica de la lucha revolucionaria internacional y la práctica de la dirección del PC chileno se hacían insalvables. Mientras la dirección del PC de Chile, en la primera mitad de la década de los ’50 daba a conocer la experiencia revolucionaria china, al mismo tiempo frenaba hasta las más básicas formas de la lucha de clases. Toda oposición a la línea oportunista en el interior del PC, por ligera que fuera, era anulada. Esta situación no era ajena a lo que venía ocurriendo en el seno del Movimiento Comunista Internacional. No fueron pocos los partidos comunistas que desarrollando luchas armadas con relativo éxito en sus respectivos países, primero contra alemanes, japoneses e italianos y después de 1945 contra norteamericanos, británicos, franceses y holandeses, fueron capitulando. En Chile no hubo resistencia armada contra la dominación imperialistas ni contra los principales enemigos del pueblo. Al contrario, el PC chileno hacia 1956 converge plenamente con quienes habían usurpado el poder en la URSS, sepultando bajo el estiércol electorero toda propaganda que mostrase a las masas chilenas el verdadero camino para deshacerse de sus odiados enemigos de clase.

Se propagandiza la revolución sin aplicar sus lecciones fundamentales

La propaganda de la Revolución China y de los escritos del presidente Mao Tse-tung no pudieron ser eludidos por la dirección oportunista del PC de Chile. El pueblo veía en los avances de la construcción socialista en China una alternativa para los problemas sociales de nuestro país.

En 1950 bajo el patrocinio de la Confederación de Trabajadores de Chile se publica en un tiraje de 3 mil ejemplares un folleto titulado “La Revolución China” que daba a conocer tres conferencias dadas en México por Vicente Lombardo. Este folleto fue publicado por Ediciones Araucanía, una editorial chilena, quienes en la presentación escribían: “Los ojos de todo el mundo miran con expectación al Asia.” Era evidente que el centro de la revolución en las naciones oprimidas por el imperialismo se había trasladado a China. Más adelante, en la misma presentación, agregaban: “La Revolución China es, como expresa Lombardo Toledano, el más grande acontecimiento histórico de este siglo, después de la Revolución Rusa. Los 475 millones de habitantes, casi un cuarto de la población del mundo, que habitan el inmenso país asiático, han cargado decisivamente la balanza del lado de las fuerzas que luchan por la liberación nacional y la emancipación social de los pueblos, al seguir la ruta indicada por Mao Tse Tung y sus camaradas que hace más de 20 años emprendieron la Gran Marcha.”

En una de sus conferencias, Lombardo sostiene que para hacer frente al ejército reaccionario de Chiang Kai Shek se había creado el Ejército Rojo Chino, menciona además que se habían establecido órganos de poder, en los cuales obreros y campesinos dirigidos por el Partido Comunista gobernaban en las zonas rojas.

En 1951 se promueve a través de los órganos de prensa del PC chileno folletos como “Significación histórica de la Revolución China” (publicado en julio por editorial Anteo de Buenos Aires). Este folleto contiene varios artículos escritos por dirigentes del Partido Comunista de China con motivo de los 30 años de conmemoración de su fundación (1921). En la nota editorial se expone la importancia del PC de China y su ideología, el marxismo-leninismo, en segundo lugar el papel destacado jugado por el presidente Mao Tse-tung (“genial jefe” señalan) al que se le reconoce que supo descubrir la guía táctica y estratégica para las condiciones particulares chinas, y en tercer lugar sostienen que “la Revolución China, efectuada en un país semicolonial y semi-feudal, tiene un carácter y una significación histórica específica, distinta a la Revolución Rusa.” Luego concluyen: “Por las relaciones directas que se descubren con nuestros problemas -válidas para todos los países de América Latina- hemos creído que es un deber ineludible exponer estos documentos al análisis de todos aquellos que, con clara conciencia histórica, luchan hoy por un porvenir seguro de paz y felicidad.” A continuación el folleto incluye algunas citas del presidente Mao, de la cuales destacamos la siguiente: “Nosotros hemos acumulado una experiencia preciosa, y los tres factores principales de esta experiencia son los siguientes: Un partido disciplinado, armado de la teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin, practicando el método de la autocrítica y estrechamente ligado a las masas; un ejército dirigido por este partido; un frente único de las diferentes capas y grupos revolucionarios de la sociedad dirigidos por este partido...”. Estos son los tres instrumentos de la revolución. De esto se desprende una importante lección para resolver el problema del poder, cuestión central en toda revolución.

En la revista teórica del PC se escribía a fines de 1951: “El significado de la revolución rusa, de validez universal, ha sido completado a la luz de las enseñanzas de Lenin y de Stalin por la revolución China, realizada en un país colonial y semifeudal como el nuestro y que, por lo tanto, ofrece enseñanzas inapreciables para el desarrollo de la revolución agraria antiimperialista de liberación nacional de América Latina. Justamente nosotros necesitamos estudiar en profundidad las experiencias de una y otra revolución para enriquecer la ruta del pueblo chileno hacia su liberación.” Luego se agregaba que “Chile, como dijera el camarada Stalin, forma parte del bloque agresor del imperialismo norteamericano (...) Es nuestra tarea central sacar a nuestro país del campo de los imperialistas y sumarlo al campo de la paz.” (pág 5-6, Principios, nº7 oct-nov, 1951). No hay esfuerzos por precisar sobre el camino para alcanzar la paz en Chile, pero no dar a conocer estas experiencias hubiera puesto en entredicho las supuestas credenciales revolucionarias de los dirigentes del PC.

En 1952, se publican dos importantes artículos del Presidente Mao Tse-tung: “Problemas de Arte y Literatura” y “Sobre la práctica” (Principios nº 9 y 11 respectivamente).

En diciembre de 1952 fueron publicados nueve artículos y discursos del presidente Mao. El libro se titula “La Nueva Democracia” y fue lanzado por la chilena Editora Austral. En el Prólogo escrito por José Costa se lee: “China fue hasta ayer un país semicolonial y semifeudal, oprimido por el imperialismo extranjero y por la casta de mandarines, señores que dictaban su propia ley -la ley de la horca y el cuchillo- en las mil comarcas que dominaban, dividiendo a la nación china. La Revolución china tuvo, pues, que enfrentarse con dos enemigos principales -el imperialismo y el feudalismo- que son también los enemigos fundamentales de los pueblos semicoloniales y dependientes de América Latina. De ahí que la experiencia china adquiera una importancia especial para nuestros países. Esta experiencia podemos y debemos aprovecharla, tomando en consideración, naturalmente, no sólo las analogías, sino también las diferencias de nuestra revolución con la revolución china. Dicho en otras palabras, se trata de tomar la esencia y no la letra del gran acontecimiento chino y de aplicar esa esencia a la realidad chilena, de acuerdo con las particularidades y el estado actual del movimiento de liberación nacional y social del pueblo chileno.” Las similitudes corresponden a la opresión y explotación de los imperialistas, los terratenientes y la burguesía monopólica. Por supuesto, en la valoración hecha queda fuera la necesidad de la Guerra Popular para alcanzar el éxito de la Revolución Democrática en Chile, esto no correspondería ni a la “esencia” ni tendría una “importancia especial”.

En enero de 1953 Talleres Gráficos Lautaro -también chilenos- publicaron el libro de Olga Poblete “Hablemos de China Nueva”. En este librito son resumidas las observaciones del viaje que ella realiza a la China revolucionaria a fines de 1952. En una parte del libro, Poblete, secretaria general del “Movimiento de Emancipación de las Mujeres de Chile” (MENCH), expresa: “La guerra Patriótica y la guerra de Liberación incorporaron directamente a las mujeres a la lucha; nació en ellas el espíritu de organización, una nueva actitud de responsabilidad cívica las llevó a asumir por igual, al lado de los hombres un puesto en las guerrillas o en los equipos de asistencia organizados en las aldeas para apoyar las acciones del Ejército Popular.” Es indudable que la incorporación de la mujer mide el grado de avance de la revolución.

Posteriormente en 1955 también Talleres Gráficos Lautaro publicó en nuestro país bajo el título “Una sola chispa puede incendiar una pradera”, una nueva compilación de ocho escritos del Presidente Mao. Tres de los escritos son particularmente importantes por las lecciones que se extraen para la revolución en general: “¿Por qué puede existir el poder popular en China?”, “Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria china” y “La independencia y la autonomía en el seno del frente unido”. En las palabras de presentación de los editores chilenos se afirma que: “Mao Tse-tung ha asimilado las tradiciones milenarias de la cultura china, y gracias a sus profundos conocimientos supo desarrollarlas y adaptar esta herencia a las necesidades y condiciones actuales. Los conocimientos de Mao Tse-tung en el campo de la historia, de las ciencias sociales, de la política, arte militar y cultura son extraordinariamente ricos. Por esto llegó a ser un dirigente, maestro y libertador del pueblo, como China no lo ha tenidos nunca hasta ahora. Por esto Mao Tse-tung ha enriquecido el marxismo, tanto en la práctica como en la teoría con numerosos conocimientos.” Luego agregan que el lector del libro aprenderá que los trabajos que ahí se presentan: “tienen un valor teórico y práctico de primer orden no sólo para los estudiosos del marxismo sino, principalmente, para los hombres progresistas de América Latina que luchan por su emancipación nacional.” Hoy sabemos que con la Gran Revolución Cultural Proletaria (1966-1976) el Presidente Mao no sólo ha enriquecido el marxismo sino que en lucha contra el revisionismo lo ha desarrollado. Hacia 1950 el oportunismo de derecha negaba la esencia de la experiencia china esto era aplicar a Chile el desarrollo que el Presidente Mao había hecho a la línea militar proletaria.

Las lecciones de validez universal que la revolución china aportó a la Revolución Mundial

La propia Revolución China, ha sido una comprobación de la justeza de la línea política del Partido Comunista dirigido por el presidente Mao. Es la rectitud de la línea política la que decide el éxito. Si la línea política es errónea todos los avances obtenidos por la revolución se perderán. Pero esta línea política se origina en la aplicación de la ideología científica del proletariado a las condiciones chinas y fue desarrollada en su conjunto por el Presidente Mao Tse-tung.

Pero ¿qué aspectos fueron decisivos de la línea política general de la Revolución China? y ¿qué lecciones podemos extraer para el presente?

El marxismo-leninismo-maoísmo constituye una síntesis de la experiencia revolucionaria internacional. Hacia la década de 1950 la Revolución China había comprobado y establecido la violencia revolucionaria como principio de validez universal. Esta es una gran lección que los dirigentes oportunistas y revisionistas chilenos no estuvieron dispuestos a reconocer. De esta lección se deriva la necesidad de persistir en el camino de la conquista del poder mediante la lucha armada.

Al desarrollarse entre 1966 y 1976 la Gran Revolución Cultural Proletaria en China se logró descubrir las leyes que rigen la lucha de clases en el período de construcción socialista. Este problema no había sido resuelto hacia 1949, con su resolución los aportes del Presidente Mao Tse-tung elevan el marxismo-leninismo a una nueva etapa de su desarrollo.

Tal como se señala en uno de los extractos citados, los tres instrumentos de la revolución, son indispensables para conducir la revolución democrática a la victoria. Esto abre el camino para que sin interrupciones se avance al socialismo y hacia el comunismo mediante revoluciones culturales.

Para los países oprimidos por el imperialismo, las etapas de la revolución, la democrática y la socialista, constituyen un aporte al socialismo científico. En todo momento la perspectiva socialista dirigió la revolución democrática; en esto radicaba el papel del Partido Comunista para asegurar la dirección proletaria sobre el movimiento revolucionario del pueblo en su conjunto.

El poder nace del fusil. Esta verdad universal fue fundamental para establecer Bases de apoyo como régimen independiente. Del fusil brotaba una Nueva Política, una Nueva Economía y una Nueva Cultura.

A lo largo de la historia del PC de China hasta 1976, la lucha de líneas jugó un papel fundamental para garantizar la dirección del movimiento. Sin lucha de líneas no hay vida en el partido.

Otra importante lección de la revolución china es que el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel. Parecen temibles pero en perspectiva el pueblo es más poderoso.



Portadas de algunos libros y folletos acerca de la revolución china publicados en Chile entre 1951 y 1955.